Tomar Consciencia...
Por Elsie Betancourt
Nuestra
vida está llena de rutinas que pueden suponer un perjuicio para la conservación
del medio ambiente. Siempre hay que pensar antes de hacer cualquier cosa para
saber la repercusión que va a tener en la naturaleza. Suena el despertador, nos
bañamos, nos cepillamos los dientes, nos preparamos para salir, después de
desayunar y así a diario repetimos lo mismo. Es difícil enumerar todas y cada
una de las acciones cotidianas que llevamos a cabo y que pueden tener un impacto medio ambiental. Cada casa es un mundo y los hábitos de cada cual son
muy distintos entre sí.
No
obstante, cada vez hay más consciencia de la importancia del cuidado de nuestro entorno. Una iniciativa
por todos conocida es la del reciclaje, pero nos falta mucho camino por
recorrer para ponerla correctamente en práctica. Muchas veces no sabemos cómo reciclar por ejemplo bombillas, móviles,
plásticos. Por ejemplo, no sabía que tirar un chicle (que en su constitución
tiene un 80% de plástico) al suelo, demora en desintegrarse 5 años con la ayuda
del sol; sería mejor no hacerlo porque los pájaros lo pueden confundir con
comida y morir a causa de asfixia al intentar digerirlo.
Sabemos que la contaminación está acabando con
la vida de muchas especies; la superpoblación con las áreas verdes; se contaminan ríos y lagos con vertidos
tóxicos o a través de los desagües de las ciudades y del depósito de basuras en
los ríos como ocurrió hace unos días en Puerto Colombia que recibió los
desechos que son depositados en el Rio Magdalena desde el centro del país. Se
contaminan los mares con petróleo y los bosques con pesticidas y fertilizantes.
Por puro placer el hombre mata para satisfacer “exigencias gastronómicas”. La lista sigue y es larga.
En
los diferentes medios de comunicación, colegios, alcaldías y gobernaciones del
país se habla del cuidado del medio ambiente y se hace lo posible por
concientizar a todos para proteger el planeta. Lamentablemente, todavía hay
gente que no siente respeto por el entorno ni por los recursos naturales que
tenemos y que están agotándose. Indudablemente, cualquier actividad humana
tiene repercusiones sobre el medioambiente con lo cual reducir nuestro impacto
ecológico a cero es casi que imposible. Pero si podemos intentar minimizarlo
tomando consciencia de nuestros actos y tratando de cambiar aquellos hábitos
que con poco esfuerzo pueden mejorar notablemente las consecuencias de los mismos y las condiciones de nuestro entorno ambiental inmediato y en general del
planeta.
Ojalá
que no nos toque releer la carta del 2070,
que precisamente se utiliza para concientizar a la humanidad de que no
destruyamos el medio ambiente, ya que pareciera no tener importancia en los
lectores que con una mentalidad cerrada de cara a la realidad piensan que
nuestros recursos naturales jamás se acabarán. Tristemente, la realidad es bien
distinta, ya vemos mortandad de peces,
así como de caños, ríos secándose producto del calentamiento global a
consecuencia de las acciones del animal más destructor que hay: El hombre.
El
reto de salvar el planeta es con gestos simples a realizar a diario. Esperemos que las próximas generaciones no
sufran los efectos de una mayor contaminación ambiental y los efectos derivados
de la misma por ejemplo, mayor pobreza y desigualdad, mayores desplazamientos y
peor calidad de vida. Ahora es el mejor momento para tomar consciencia.
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